El director de la Cátedra BETELGEUX-CHRISTEYNS, Juan Sapena, ha pronunciado la lección inaugural en el acto de apertura de curso de la Universidad Católica de Valencia que se ha celebrado el miércoles 11 de septiembre.
La ponencia llevaba por título “Economía: el valor de la ciencia lúgubre” y tenía como objeto destacar como la ciencia económica ha avanzado en las últimas décadas en su estudio de la asignación eficiente de los recursos.
Según Sapena, las políticas macroeconómicas han buscado infructuosamente el pleno empleo y el crecimiento económico. Los avances en el campo de la microeconomía han introducido matices en la modelización del comportamiento, parcialmente racional, de agentes económicos que buscan su propio interés, o creen hacerlo”.
Un comportamiento que el director de la Cátedra califica como “miope” y asegura es una consecuencia “de la heurística empleada ante la incertidumbre a la que se enfrentan con las decisiones en el plano económico” ponen “en jaque” las bases de su ciencia: la elección racional.
“Se aduce, por ejemplo, que la gran mayoría de jóvenes de hoy en día no se comportan de forma racional porque muchas cosas que hacen no favorecen sus mejores intereses y de alguna forma hasta ellos mismos saben que sus decisiones los van a perjudicar”, ha indicado.
Para Sapena esto iría, además, totalmente “en contra del comportamiento del homo economicus” que plantea la teoría económica convencional: “Este tipo de comportamiento pone en grandes aprietos a las herramientas que da la economía para resolver todo tipo de problemas, porque si el análisis económico no funciona en algunas facetas del comportamiento humano, ¿cómo se puede estar seguro de que funciona en los demás?”.
El director de la Cátedra BETELGEUX-CHRISTEYNS ha concluido aseverando que la doctrina social de la Iglesia “puede ayudar a la economía a abandonar planteamientos relativistas, según los cuales, los fines son algo ajeno a la ciencia económica, que deben centrarse en la eficiencia en la utilización de los medios”.